Hay cosas que no cambian; se mantienen inalterables en el tiempo. Son nuestro sello, nuestra marca. Todo lo que hacemos tiene ese toque personal. Son como nuestras huellas. Lo que toquemos tiene nuestro nombre, son nuestra identidad.
Se puede madurar, se puede crecer, se puede aprender pero siempre está ese algo de nosotros mismos que se mantiene fiel, inalterable.