martes, 19 de julio de 2011

Live by the sun. Love by the moon.

Aborrecer, detestar, despreciar, abominar... El odio es un sentimiento de aversión y rechazo, muy intenso hacia algo o alguien.

Odiar. Hasta la misma palabra suena mal. Te llena de angustia, de incomprensión. Todos y cada uno de nosotros ha pronunciado la frase "te odio" en algún momento de nuestra vida. Pero, ¿realmente fue eso lo que sentimos en ese mimso instane? ¿Sentíamos odio, o fue algo dicho sin pensar, a la ligera? Seguro que algunos le hemos dirigido una frase de esa a nuestros padres, a alguna persona que creíamos que era nuestra amiga.

Cuando creemos que odiamos a nuestros padres o a alguno de ellos, ¿es así? ¿Por qué les odiamos? ¿Por intentar protegernos? ¿Por querer lo mejor para nosotros? Eso no es digno de odiar, eso es digno de admirar. Cuando creemos que odiamos a un verdadero amigo, por algo que nos ha hecho, ¿le odiamos de verdad? ¿No compensa todo lo que ha hecho por nosotros, todo lo que ha sufrido por nosotros? Todos nos equivocamos, eso es indudable.

Tenemos un concepto muy equivocado de lo que es odiar. Muchas veces creemos odiar a unas personas, mientras alabamos a otra por el simple hecho de ser superior a nosotros. Sin tener en cuenta lo que ha hecho o lo que ha dejado de hacer. La raza humana es así, muy poca gente odia correctamente lo que merece ser odiado.

Es una sensación incontrolable, algo que no podemos remediar sentir hacia alguien o algo. Pero, ¿por qué no nos centramos más en querer como es debido, en amar a quién se lo merece y a quién espera ser amado y dejar de odiar? Odiar por celos, por envidia, por rencor, por rabia, por resentimiento. Odiar por odiar.