Ni siquiera uno mismo sabe lo que le va a pasar. Totamos decisiones con el fin de conseguir algo, de llegar a una meta. Decisiones acertadas, y decisiones inacertadas. Creemos que si escogemos un camino nos sucederá una cosa, y si escogemos el otro, todo será distinto. Pero ¿y si en un momento inesperado aparece alguien que te frena, que te dice que no escojas ese camino? Ahí no podemos prever lo que pasará.
Por eso mismo nadie sabe nada. Podemos conducir nuestra vida por un camino creyendo que es el correcto. Pero ojo, no todo es lo que parece.