martes, 15 de marzo de 2011

Según la Real Academia Española, el término "arrepentirse" tiene dos acepciones: 1. Sentir pesar por haber hecho o haber dejado de hacer algo; 2. Cambiar de opinión o no ser consecuente con un compromiso.
Es sinónimo de rectificar, retroceder.

Sólo nos podemos arrepentir de dos cosas: de lo que ya hemos hecho o de lo que no hicimos.
Arrepentirse de algo que ya se ha hecho es no haber jugado bien tus cartas. En ese momento tuvimos la oportunidad de escoger entre varias posibiliades y elegimos una, por "h" o por "b", pero la escogimos.

Arrepentirse por lo que se debió hacer pero no se hizo es muy diferente. Resulta mucho más amargo. Es como si tenemos hambre y sólo queda un trozo de tarta, pero no nos la comemos porque pensamos que no debemos. Al rato, nos damos cuenta que tuvimos que haberla comido. Es lo mismo pero de mucho más calibre. Arrepentirse de lo que no hicimos en su momento, te deja una espinita clavada en el corazón, que te la tuviste que haber sacado cuando te dieron la oportuniadad de elegir. Te deja una sensación de vacío, pues lo que deberíamos haber dicho o hecho, nos podía haber llenado ese vacío, podia haber completado ese puzzle aún desecho.

Yo me arrepiento de muchas cosas hechas y de otras tantas que no hice, por idiota. Por pensar el qué dirán, por creer que podía estropear lo ya construído o lo que estaba por construirse. O simplemente, por vergüenza.

Una elección es una cuenta regresiva. Cuando llega a cero, ya no se puede volver atrás, ni arrepentirse de nada.
 Carla Darias.