A tus besos, a tus caricias. Me acostumbré a tu mirada, a tu olor, a tu piel. A mi anochecer y amanecer a tu lado. Pero lo mejor de todo es que nunca me acostumbraré a acostumbrar a ti; porque cada día será diferente al siguiente o al anterior; porque cada momento, cada experiencia será vivida como si fuese la primera vez; porque cada lugar que visitemos será un lugar nuevo para disfrutar juntos; porque cada uno de los besos que me das reviven las jodidas mariposas del primero de todos. Porque eres tú y porque soy yo. Y aunque parezca una paradoja, lo único que quiero es que acostumbrarme a acostumbrarme a ti sea casi imposible. Tan imposible que necesite una vida entera para conseguirlo. Y unas cuantas más para asumir que el casi estaba de más. Porque eres tú y porque soy yo. 
Eternamente.
