viernes, 24 de agosto de 2012

Tardes disfrazadas de susurros.

"The world is catching up to you while your running away to chase your dreams. It's time for us to make a move 'cause we are asking one another to change."

trucos bloggerY ahí estaba él, ofreciéndome su mano, invitándome a bailar. Y no podía negársela, no podía. Así que con los ojos llorosos acerqué mi mano a la suya, el simple roce hizo que esa lágrima atrapada entre las pestañas se deslizase por mi mejilla. Me ayudó a levantarme, me abrazó, y su mirada me dijo que todo iba a ir bien. 

Pie derecho, pie izquierdo, pie derecho, pie izquierdo. Y a pesar de no haber bailado nunca una balada, nuestros cuerpos se sincronizaron al instante. Nos movíamos. Girábamos. Abrazados. La canción estaba terminando, pero no podía tener un final mejor.

"If I walk, would you run? If I stop, would you come? If I say you're the one, would you believe?" 

Y respondió, como si las preguntas fuesen para él. Tres síes susurrados al oído. Tres síes sinceros, tres síes haciéndose hueco en mi corazón. No podía ser tan, tan, tan él. Cada caricia hacía que mi piel se erizara, cada mirada penetraba mi corazón para llegar hasta mi alma. Y lo conseguía. 

Fin. Es el turno de otra canción. "What you're made of" de Lucie Silvas. No le gusta, la va a cambiar. Y así fue.  

"Forever can never be long enough for me to feel like I've had long enough with you." Una buena canción para el momento adecuado. 

"Marry Me" retumbaba entre las paredes de la habitación. "Cásate conmigo. Te amo." Todo en un susurro. Un susurro a gritos. Un susurro que invadió mi cabeza, bajando a mi pecho, adentrándose en lo más recóndito de mi corazón. 

Lágrimas, pero ahora de felicidad. Abrazos, besos, caricias, sonrisas, miradas. Amor.