¿Tan difícil es decirlo? ¿Tanto te cuesta? ¿Tan orgullosa eres? Hayas hecho algo malo o no, a veces pedir perdón es la mejor solución. Lánzate, da el primer paso. Trágate el orgullo de una vez y asume las consecuencias. A lo mejor sí fue culpa tuya, a lo mejor dijiste o hiciste algo que no debías y todavía no te has dado cuenta. ¿Vas a seguir perdiendo el tiempo? Entérate que pedir perdón no es humillarte, no creas que vas a pedir la dignidad ni nada por el estilo. A saber cuántos momentos felices no has vivido por culpa de tu soberbia. Puede que la otra persona no aceptes tus disculpas, puede que ni siquiera te escuche. Pero por lo menos, tú sabes que has hecho lo correcto. ¿Y sabes por qué? Porque cuando le pides perdón a una persona, significa que una parte de ti, necesitaba hacerlo. Significa que eres lo suficientemente valiente como para enfrentarte a ti misma.