lunes, 14 de noviembre de 2011

Sentir la adrenalina a flor de piel.

Dos labios que se rozan, dos lenguas que se buscan.  Sus dedos recorriendo tu espina dorsal centímetro a centímetro, tus manos aferradas a su pecho. Un escalofrío te recorre de arriba a abajo, notas cómo tu piel se eriza lentamente. Respiraciones entrecortadas, dos corazones que laten como uno solo. Sientes su cuerpo pegado al tuyo, su piel acariciando la tuya. Y en ese mismo instante, algo dentro de ti explota. Y te das cuenta que eso es exactamente lo que quieres. Besarle, abrazarle, mirarle, tocarle, sentirle, amarle. Te das cuenta que él es todo lo que necesitas, de quien estás enamorada. Te das cuenta que realmente lo vuestro vale la pena, sencillamente porque él vale la pena. Y darías lo que fuese, cualquier cosa, con tal de poder detener el tiempo. Pasar cada milésima de segundo a su lado. Congelar ese momento y que perdure para siempre.