Muchas veces me pregunto por qué todavía sigo en pie. Por qué mantengo esa sonrisa que tanto me cuesta sacar. Sí, soy joven y sé que todavía no he vivido nada. Pero hay momentos en los que deseas dejarlo todo, no luchar más. Y es ahí cuando aparecen esas personas que siempre han estado a tu lado.
Ellos son los que me enseñan, día a día, minuto a minuto, que hay que remontar. No dejarse vencer por nada del mundo. Soy de esas personas que piensas siempre en negativo. Y ellos son esas personas que hacen que sienta que detrás de todo, siempre hay cosas positivas.
Ahora sé por qué sigo en pie. Ahora sé por qué sonrío. Y sí, ellos son la razón fundamental. Por eso mismo, les doy las gracias. La gran mayoría de las veces, ambos repiten absurdamente la misma frase: 'dáselas a quién se las merzca'. Pero soy yo la que decide a quién dárselas. Y si considero que es todo gracias a ellos, se las daré una y otra vez, todos los días, a todas horas y en todo momento. Les guste o no.
Sé que es una sóla palabra, compuesta por siete letras, con un sólo significado. Lo sé perfectamente, pero creo que lo mínimo que puedo darles, lo mínimo.
Por eso y por mucho más, gracias.